Nadie puede destruir el hierro

Suscríbete Gratis El hierro no se destruye por la fuerza, sino por su propio óxido. De la misma manera, no somos deshechos por el mundo exterior, sino por la mente interior. Somos un tejido de cuerpo, mente, emociones y energía. Y, sin embargo, nuestra mayor fortaleza, y también nuestra mayor debilidad, es nuestra propia inteligencia. La misma mente que sueña, inventa y crea maravillas también teme, corroe y destruye. Es a la vez nuestro genio y nuestra carga. Como el hierro, rara vez nos rompemos por golpes externos. Nos debilitamos desde dentro, a través de miedos e inseguridades, de juicios y traumas, de las incontables historias que repetimos sobre quiénes somos y quiénes no somos. Lenta y silenciosamente, el óxido del pensamiento se expande. La tragedia es que llamamos a esto “normal.” Como todos sufren del mismo malestar, creemos que así es la vida. Pero sobrevivir no es vivir. Y los momentos fugaces de alegría o paz no son la plenitud de la existencia. Existe...