DAR LAS COSAS POR SENTADAS
Desde nuestro período de descubrimiento y aprendizaje desde temprana edad, se nos enseñó, o aprendimos acerca de, lo que era una nariz, un brazo, un árbol, una flor, un perro, un tigre, y todo lo demás que sabemos. Aprendimos la relación entre las palabras y las cosas tangibles o intangibles, y las tomamos como nos las dieron. Nos enseñaron: "esta es tu nariz, este es tu brazo, ese es un árbol, ese es un gato, esto es un zapato, etc.", pero nosotros ni cuestionamos esas cosas, ni tratamos de averiguar la definición real, la naturaleza o la esencia de todas ellas. En otras palabras, ¿sabemos realmente qué son todas estas cosas? ¿Las entendemos? ¿Hemos pasado suficiente tiempo observándolas, estudiándolas y tratando de entenderlas? Y la respuesta es un rotundo "no". Las hemos dado por sentadas. Lo sabemos; funcionan; están ahí y bien; por lo tanto, no tenemos que preocuparnos por ellas. Lo hemos hecho con nosotros mismos, nuestra salud, comportamiento, emociones, cuerpo, etc. y con todo lo demás. "Eso es un árbol!" "¡Oh, mira lo bonita que es esa flor!" "Esa agua es muy refrescante!" Pero, ¿entendemos lo que es realmente un árbol, una flor o el agua o simplemente los hemos dado por sentados?
La verdad es que nosotros, los seres humanos, no entendemos nada completamente. ¡Nada! Hemos aprendido sobre las cosas, hemos sacado conclusiones sobre lo que son y las hemos dado por sentadas, lo que significa que ya no tenemos que pensar en ellas. Aunque no las entendemos completamente, hemos aprendido a USARLAS para nuestro bienestar, pero ni siquiera tenemos la idea más remota sobre ellas. Lo que tendemos a olvidar es que la vida puede cambiar en un instante, y si no vivimos al máximo en cada momento, es porque estamos dando todo y a todos por sentados. Por ejemplo, si no podemos respirar, entonces, sólo en ese momento, aprendemos el valor de nuestra nariz, pulmones, aire y el hecho de estar vivos; si no podemos comer, entonces aprendemos el valor de los alimentos; si perdemos a un amigo, entonces aprendemos el valor de la compañía o una relación; y la misma fórmula hemos estado aplicando a todo y a todos en nuestras vidas.
Hemos estado viviendo completamente cegados por nuestras propias definiciones y ya no podemos ver la belleza, la complejidad y la inteligencia de todo y de todos los que nos rodean. No podemos ser espirituales ni crecer a nuestro potencial máximo, si seguimos viviendo dormidos. No tenemos que esperar a que perdamos algo para entenderlo y valorarlo, para estar agradecidos de que sea parte de nuestro mundo. Debemos despertarnos, tomar conciencia, VIVIR CONSCIENTEMENTE, y aprender a apreciar y SER AGRADECIDOS por todo y por todos en todo momento. ¡Sólo entonces, tenemos la oportunidad de crecer y evolucionar a nuestro potencial máximo como seres humanos!
Autor: Mauricio Correa
Páginas Web: rutaauno.com
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