QUÉ POSEEMOS REALMENTE?



Toda nuestra vida hemos estado pensando en términos de lo que poseemos, de lo que tenemos, de lo que nos pertenece, pero la verdadera pregunta es, ¿realmente somos dueños de estas cosas o ellas son dueñas de nosotros? La idea de propiedad comenzó desde que nacimos y, para la mayoría, continúa hasta que mueren. La mayoría de las personas pasan toda su vida acumulando y colectando posesiones como automóviles, botes, aviones, casas, reconocimientos, familia, relaciones, conocimiento y mucho otras cosas más.

Entonces, volvamos a nuestra pregunta inicial, ¿somos dueños de estas cosas? ¿Poseemos todo lo que hemos estado acumulando durante toda nuestra vida? Y la respuesta es rotundamente "no". ¿Por qué no? Por un simple hecho, "porque no puedes llevarte ninguna de estas cosas cuando te mueras". Si no podemos llevarnos estas cosas con nosotros cuando nos muramos, entonces solo las estamos prestando temporalmente aquí durante este tiempo de vida, incluso si pagamos por ellas e incluso si creemos que las poseemos. El hecho es que no poseemos nada, ni nuestros cuerpos, mentes, cónyuges, hijos, amigos, trabajos, negocios, además de todos los otros millones de posesiones posibles que podemos tener. Simplemente las estamos prestando temporalmente durante nuestra corta vida aquí.

Esto es lo que la mayoría de la gente no entiende. Piensan que, porque pagaron por ellas, porque tienen como comprarlas, porque las poseen, pueden hacer lo que quieran con ellas. Pueden maltratarlas, dañarlas, desperdiciarlas o destruirlas, incluyendo a personas, animales, el agua, los alimentos, la electricidad, el dinero, los bienes, etc. Esta mentalidad es criminal para la humanidad y para el planeta; y es la mentalidad que nos tiene anclados en donde estamos ahora y que solo puede traer negatividad, desequilibrio, disparidad, animosidad e injusticia. La tierra y todos sus recursos estaban aquí antes, y estarán aquí después, de nuestra breve vida. Deberíamos tratarlos con respeto y gratitud, ya que solo somos huéspedes aquí por un período de tiempo muy corto.

Los indígenas americanos no entendían el concepto de propiedad y derechos de propiedad. A continuación esta la respuesta que el Jefe Sealth (Seattle) de la tribu Dwamish escribió al presidente Franklin Pierce cuando le ofreció comprar tierras a los indios del noroeste en 1854: “¿Cómo puedes comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? La idea es extraña para nosotros. Si no poseemos la frescura del aire y el brillo del agua, ¿cómo puede comprarlos? Cada parte de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada aguja de pino brillante, cada orilla arenosa, cada niebla en los bosques oscuros, cada claro y cada zumbido de insecto es sagrado en la memoria y la experiencia de mi gente. La savia que recorre los árboles lleva los recuerdos del hombre rojo. Esto es lo que sabemos: todas las cosas están conectadas. Lo que le sucede a la tierra le sucede a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la red de la vida; él es simplemente un hilo en ella. Lo que le haga a la red, se lo hace a sí mismo".

¡La realidad es que no poseemos nada! Si no poseemos nada, ¿por qué estamos tan apegados a todas estas cosas? La respuesta es simple, estas cosas son dueñas de nosotros. Nosotros pasamos tanto tiempo pensando y trabajando en colectar cosas que terminan siendo nuestros dueños. Si tu felicidad, bienestar, cordura, seguridad, comodidad, emociones (amor, odio, celos, etc.), en esencia, quiénes y qué somos depende del exterior, de las cosas, situaciones o personas, entonces no somos dueños de ellas. ¡Ellas nos poseen! Si están dictando cómo nos sentimos, nos comportamos, actuamos, pensamos, etc., entonces no somos libres. Estamos esclavizados por ellas, por las opiniones de los demás, y por lo que la sociedad, la religión, la moda, el gobierno y otras instituciones dicen y / o hacen.

En otras palabras, si tu amor depende de otra persona, si tu estado de ánimo depende de qué tan bien va tu trabajo hoy o qué tan bien se están comportando tus hijos, si tu imagen depende del automóvil que conduces o de la casa en la que vives, etc., etc., entonces no posees nada. ¡Ellas te poseen a ti! Si es así, ¡eres el peor esclavo porque todos y todo deciden quién eres y hasta cómo te sientes!

Una vez que nos damos cuenta de que todo lo que hemos estado haciendo hasta ahora es tratando de satisfacer una de nuestras necesidades más primarias, nuestro instinto de supervivencia, que realmente no poseemos nada, sino que estamos prestando cosas temporalmente, y que todo lo que necesitamos no está fuera sino dentro de nosotros, entonces estamos en camino de librarnos de la esclavitud de los apegos y enredos, cualesquiera que sean.

A medida que nos damos cuenta de que somos nosotros y de que a nuestro alrededor hay muchos otros aspectos de nuestras vidas como los cónyuges, los hijos, los hermanos/as, los parientes, las relaciones, el trabajo, las posesiones, la salud, el cuerpo, la mente, las emociones, las finanzas, etc., entonces estamos listos para poner espacio entre nosotros y todos estos otros aspectos (desvinculándonos de ellos). El hacer eso no significa que nos hayamos dado por vencidos, que ya no los amemos, que ya no nos importa, o ... Por el contrario, significa que nos estamos alejando de todos los apegos y enredos, que estamos cortando las cadenas que nos unen al sufrimiento, a la fisicalidad, y que estamos en el camino hacia la liberación, o destruyendo los límites de la individualidad para convertirnos en uno con todo. ¡Nos estamos volviendo a poner en contacto con nuestra verdadera naturaleza, nuestra naturaleza cósmica, energética y DIVINA!

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Autor: Mauricio Correa
Páginas Web: rutaauno.com
Blog: p2oblog.blogspot.com

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