LA VIDA COMO UNA FIESTA CONTINUA

Se acerca el final del año y la temporada navideña está aquí. Ya sea que se llame la Temporada Navideña, la Temporada de Fin de Año o simplemente las Fiestas, es un período recurrente anual reconocido por la mayoría de los países que generalmente se extiende desde noviembre hasta principios de enero. Es la época del año que usted anhela y anticipa o le teme totalmente. Para la mayoría, es una temporada de celebración, familia, fiestas, gratitud, reflexión, melancolía, alegría, regalos, comida, bebidas, música, abrazos y sonrisas. Para algunos, es una época de estrés, llena de obligaciones y responsabilidades. Y para otros, es un momento de reflexión e introspección.

Para los estadounidenses y canadienses, la temporada comienza con el Día de Acción de Gracias (a finales de noviembre) y termina con el Día de Año Nuevo (1ro de enero). Para otros países, comienza con la Navidad, Janucá (Hannukah), Cuansa (Kwanzaa) (África) y termina con el Día de Año Nuevo o el Día de los Reyes Magos (6 de enero). Para aquellos que esperan con ansias estas fiestas, es un período especial del año sin importar la edad, donde la mayoría de nosotros nos sentimos sentimentales, reflexivos, vulnerables, alegres, cariñosos y amorosos.

Lo que mucha gente no tiene claro es que esta temporada no se trata de ir de compras, regalos o Papá Noel; no son solo para los niños (como algunos creen), sino para todos nosotros; no se trata de ver a la familia y tener que soportar el estrés de otra cena familiar; no son solo para cristianos, judíos, africanos o personas que creen en algo; no se trata de atiborrarnos de dulces y comida; no se trata de ver fútbol o desfiles o fiestas o cantar villancicos en una noche (fría de invierno); y no se trata de decorar árboles de Navidad, montar un pesebre o colocar miles de luces en el exterior/interior de la casa.

Por el contrario, es una temporada para sentir, compartir, expresar y disfrutar; y una temporada donde los negocios, las ciudades y los trabajos se ralentizan; la gente viaja; las familias se juntan; se entregan o intercambian regalos; se dejan a un lado los resentimientos y agravios o se olvidan y la alegría y la felicidad llenan nuestros sentidos y nuestro ser por completo. La música llena el aire, las luces iluminan las noches y las golosinas de la temporada llenan nuestros estómagos. Es una temporada para compartir con familiares y amigos, para reflexionar sobre el año pasado y mirar las oportunidades que traerá el nuevo año, para estar agradecidos por todas las bendiciones con las que hemos sido bendecidos y para ser cálidos, compartir y amar como no hay mañana. ¡¡Ahhh, qué sentimiento!!

Pero, ¿qué hace que esta temporada sea tan especial para quienes la disfrutan y esperan con ansias? ¿Es la época del año, las vacaciones, el significado, la compañía, el ambiente, el compartir y el cariño, la familia y los amigos, la fiesta, la comida, la nieve, …, o todo lo anterior? Definitivamente, es todo lo anterior, pero todos por sí mismos son solo ingredientes, y los ingredientes solos no son suficientes para crear algo especial. ¡Necesita una receta!

Como cuando se hornea, la harina, el azúcar, la sal, el bicarbonato de sodio, la mantequilla, etc. son solo ingredientes; y los ingredientes por sí mismos no saben bueno y no hacen nada especial. ¡Necesita una receta! Con la receta adecuada, puede hacer los más maravillosos panes, galletas, pasteles, etc. En nuestro caso, la receta es lo que haces con esos ingredientes, tu "experiencia" con ellos. Cada uno de nosotros está agarrando estos ingredientes y los está pasando por una serie de filtros (experiencias pasadas, inseguridades, miedos, valores, creencias, prejuicios, juicios, preferencias, etc.), que decidirán cuáles son nuestras expectativas y experiencias de lo que estamos viviendo, sintiendo, pensando, etc.

Si somos la receta, si somos nosotros los que tenemos o vivimos la experiencia, si potencialmente tenemos la última palabra sobre cuál es nuestra experiencia de esta temporada, ¿no debería esa decisión y experiencia ser la experiencia más gratificante que jamás haya tenido? Realmente creo que, si se les da la opción, no muchas personas optarían por temer o sentirse miserables cuando la mayoría de las personas elegirían divertirse y disfrutar.

Entonces, si somos nosotros los que hacemos este período del año tan especial y no los ingredientes, ¿por qué solo lo hacemos para este período del año, o para un cumpleaños, o una boda, u otros eventos especiales? ¿Por qué no aplicamos la misma receta a todas nuestras experiencias durante todo el año, a toda la vida? La receta es la misma. Solo los ingredientes son diferentes. De hecho, toma menos energía sonreír y ser cariñoso y amoroso que la energía que toma gritar, estar molesto y ser mezquino. Y la experiencia es completamente diferente. La primera es gratificante y promueve el positivismo, motivación y amor mientras que la última es perjudicial y promueve la negatividad, el resentimiento y el odio.

En esencia, a partir de este punto, lo desafío a que elija lo que todos los demás están rechazando o, si no lo están rechazando, lo están ignorando. Lo desafío a que elija salir con las mejores recetas. Sus propios brebajes, pero mágicos. Brebajes que transformarán su vida a una fiesta continua durante todo el año; que abrazarán a todos y a todo; y que difundirán sonrisas, cariño y amor. ¡En esencia, lo desafío a que vea la vida de una manera diferente a la manera en que lo he estado haciendo hasta ahora y que salte con los ojos vendados al vacío de su propio potencial inmensurable! ¡Solo en ese momento, será el mejor chef con las mejores recetas!

¡Feliz Navidad, Feliz Janucá, Feliz Cuansa (Kwanzaa) o Feliz lo que sea que celebres… a todos, y Feliz Año Nuevo! Que estas fiestas despierten los más profundos sentimientos de gratitud, amor y perdón; que el Año Nuevo ilumine tu camino; y que tu luz brille por encima de todo!

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Autor: Mauricio Correa
Páginas Web: rutaauno.com
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