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Showing posts from April, 2025

Estar ocupado

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 Suscríbete Gratis  La ocupación se ha convertido en nuestra insignia de honor. Llevamos el cansancio como un trofeo, como si agotarnos fuera la prueba de nuestro valor. La productividad se trata como la más alta virtud, y la actividad constante como la medida definitiva del éxito. Día tras día corremos de tarea en tarea: comemos mientras respondemos correos, asistimos a reuniones mientras revisamos titulares, hablamos con amigos mientras enviamos mensajes, llenamos cada silencio con ruido. Pero detente un momento y pregúntate: ¿Hacia qué corro realmente? ¿O de qué estoy huyendo? La verdad es que la ocupación se ha vuelto una adicción socialmente aceptada. Nos adormece, nos distrae y nos da la ilusión de importancia. Nos escondemos detrás de agendas repletas y listas infinitas, no porque sea necesario, sino porque el silencio nos aterra. En la quietud, el dolor enterrado empieza a hablar: las viejas heridas, los traumas no sanados, las verdades que hemos evitado demasia...

Muchos quieren un pastel

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 Suscríbete Gratis  La vida nunca nos entrega un pastel. Nos da los ingredientes… y espera a ver qué creamos con ellos. Somos completamente responsables de nuestra vida, de quiénes somos y del camino que recorremos. Nadie más lo es. Y, sin embargo, la mayoría quiere el pastel ya hecho. Queremos felicidad, éxito y amor en una bandeja perfecta, sin el trabajo de mezclar, amasar o esperar el horno del tiempo. Cuando la vida nos ofrece harina, azúcar o incluso hierbas amargas, resistimos. Exigimos el pastel, no los ingredientes. Olvidamos que el pastel no se entrega… se hornea. Algunos dejan que sus ingredientes se pudran en el abandono. Otros los mezclan sin cuidado y luego se quejan del sabor. Otros, con paciencia e intención, convierten lo recibido en algo nutritivo, bello e incluso extraordinario. Sí, a veces la vida nos da ingredientes amargos, pérdidas, rechazos, fracasos, desilusiones. Pero incluso la amargura puede aportar profundidad, sabor y sabiduría si se lo per...

Producto de nuestras decisiones

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 Suscríbete Gratis  Cada momento de tu vida es una pincelada. La pregunta es: ¿estás pintando con intención… o por defecto? No importa cuánto nos escondamos o ignoremos la realidad, tarde o temprano debemos aceptar esta verdad: somos el producto de nuestras decisiones. No de las elecciones de otros, no solo del destino, sino de la suma de nuestras propias respuestas. Hasta que no asumamos la responsabilidad, seguiremos siendo víctimas, atrapados en el miedo, el arrepentimiento, la ira, la culpa y el autosabotaje. Sí, muchos de nosotros hemos sido heridos. Hemos sido abandonados, traicionados, rechazados o avergonzados. Esas heridas son reales. Pero aferrarse a ellas es entregar a alguien más el pincel que pinta tu vida. Como adultos, el lienzo es nuestro. Debemos dejar de culpar a padres, maestros, parejas o desconocidos por la imagen que tenemos delante. El pincel está ahora en nuestras manos. Piensa en cada decisión como un punto. Aislado, significa poco. Pero al dar ...

La vida es extraña

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 Suscríbete Gratis  La vida es una paradoja. Entramos a este mundo sin nada, pasamos nuestros días aferrándonos a todo, y al final debemos soltarlo todo y marcharnos sin nada. La vida es un paso fugaz, un ciclo de ganar y dejar ir. Manos vacías al comienzo, manos vacías al final, y, sin embargo, en medio corremos, acumulamos, luchamos como si pudiéramos vencer al tiempo. La primera mitad de la vida suele ser una subida. Reunimos conocimiento, posesiones, relaciones, títulos, belleza y riqueza. Construimos identidades para sobrevivir en el mundo. La segunda mitad, si llega la sabiduría, es un descenso: deshacer lo que ya no sirve, soltar máscaras, aflojar apegos y rendirnos a quienes realmente somos. La vida no es solo convertirse, sino también desconvertirse. No solo llenar, sino también vaciar. No solo sostener, sino también soltar. La mayoría nunca llega a este punto de inflexión. Viven biológicamente, cubriendo necesidades físicas, mentales y emocionales. No hay vergü...

¿Por qué cambiar?

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 Suscríbete Gratis  El cambio es el latido de la vida, y sin embargo para muchos se siente como una herida. ¿Por qué nos cuesta tanto abrazarlo? Quizás porque despierta el miedo a lo desconocido, sacude nuestras zonas de confort, nos obliga a cuestionar creencias y nos hace sentir que perdemos el control. O quizás porque exige esfuerzo, disciplina, adaptación, perseverancia y tiempo. En verdad, la respuesta es ambas. El cambio nos inquieta y, aunque lo deseamos, solemos retroceder en cuanto nos pide demasiado. Somos criaturas de hábito. El cerebro está diseñado para buscar seguridad, para repetir patrones aunque ya no nos sirvan. Por eso enfrentamos los mismos problemas con las mismas soluciones, aunque nunca hayan funcionado. Como escribió Rita Mae Brown: “La locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes”. Las zonas de confort son jaulas de barrotes invisibles. Nos mantienen seguros, pero también pequeños. Tony Robbins nos recuerda: “Las perso...