La vida es extraña
“La vida es extraña. Venimos sin nada y luchamos por todo, y al final, lo dejamos todo y nos vamos sin nada. La vida es un viaje fugaz, un ciclo de ganar y soltar. Llegamos con las manos vacías, pero pasamos nuestros días persiguiendo, construyendo y aferrándonos, como si pudiéramos escapar del tiempo mismo. Nos aferramos al amor, al éxito, al significado, desesperados por aprovechar los breves momentos que se nos dan. Y, sin embargo, por mucho que recojamos, llega un día en que debemos soltarlo todo. Pero quizás la belleza de la vida no esté en lo que guardamos, sino en lo que damos, en el amor que compartimos, la bondad que dejamos atrás, las vidas que tocamos en el camino”. - Desconocido. Generalicemos diciendo que pasamos la primera mitad de la vida convirtiéndonos en quienes necesitamos ser para sobrevivir, persiguiendo, construyendo y aferrándonos al conocimiento, las posesiones, las relaciones, la fama, el dinero, la belleza, etc. Luego, pasamos la segunda mitad descartándonos de todo aquello que ya no se alinea con quienes fuimos diseñados para ser, con nuestra verdadera naturaleza y propósito, desapegándonos, soltándonos, vaciándonos y rindiéndonos por completo. Para que esto último suceda, para que la vida realmente tenga sentido, y solo le sucede a un pequeño porcentaje de la humanidad, tenemos que despertar, dejar de vivir en nuestras cabezas y darnos cuenta de que somos parte de algo más grande que nosotros mismos. La vida se convierte entonces en un proceso de saber y luego desconocer, de obtener y luego soltar, de tener y luego deshacerse, de enredarse y luego desenredarse, de llenar y luego vaciar, y de resistir y luego rendirse. Si no pasamos por este proceso, si no comprendemos nuestra verdadera naturaleza durante este proceso, si simplemente nos enredamos y nos apegamos por completo a los aspectos físicos, mentales y emocionales de nuestras vidas, entonces estamos destinados a vivir una vida puramente biológica. Y, créanme, no hay nada de malo en esto, ya que más de tres cuartas partes de la humanidad viven y mueren simplemente satisfaciendo sus necesidades físicas, mentales y emocionales. Pero, si lo hacen, nunca podrán explorar sus posibilidades infinitas y su potencial máximo como individuos, como seres humanos. Dar, compartir amor, ser amable y conectar con la vida de los demás es importante, pero solo nos hace mejores vecinos, amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc. No nos ayudan a crecer, avanzar ni evolucionar mucho en nuestro ciclo evolutivo y, definitivamente, no nos ayudan a descubrir nuestro potencial máximo, nuestras oportunidades infinitas, aquello para lo que fuimos diseñados, nuestra verdadera naturaleza. Si alguna vez te interesa explorar este fenómeno llamado vida, tienes que meditar, ya que la meditación abre las puertas al infinito... ¡y el infinito es quien tu realmente eres!
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Autor: Mauricio "Mao" Correa
Páginas Web: rutaauno.com
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