La vida es extraña
La vida es una paradoja. Entramos a este mundo sin nada, pasamos nuestros días aferrándonos a todo, y al final debemos soltarlo todo y marcharnos sin nada. La vida es un paso fugaz, un ciclo de ganar y dejar ir. Manos vacías al comienzo, manos vacías al final, y, sin embargo, en medio corremos, acumulamos, luchamos como si pudiéramos vencer al tiempo.
La primera mitad de la vida suele ser una subida. Reunimos conocimiento, posesiones, relaciones, títulos, belleza y riqueza. Construimos identidades para sobrevivir en el mundo. La segunda mitad, si llega la sabiduría, es un descenso: deshacer lo que ya no sirve, soltar máscaras, aflojar apegos y rendirnos a quienes realmente somos. La vida no es solo convertirse, sino también desconvertirse. No solo llenar, sino también vaciar. No solo sostener, sino también soltar.
La mayoría nunca llega a este punto de inflexión. Viven biológicamente, cubriendo necesidades físicas, mentales y emocionales. No hay vergüenza en ello; es el camino de gran parte de la humanidad. Pero sobrevivir no es lo mismo que vivir. Detenerse aquí es perder la grandeza de lo que somos. Más allá de la supervivencia está la posibilidad. Más allá del hábito está la libertad. Más allá de la mente está la infinitud. Despertar es pasar de existir a vivir de verdad.
El amor, la bondad y la generosidad son esenciales, nos hacen humanos. Pero el despertar nos hace completos. Los actos de bien nos convierten en mejores amigos y vecinos, pero no son la cima. El verdadero crecimiento comienza cuando nos atrevemos a preguntar: ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi propósito? ¿De qué se trata realmente la vida? Las respuestas no se entregan, se descubren, se esculpen en el silencio, la reflexión y el valor.
La meditación es la clave. No es una huida, sino un regreso. Una puerta hacia la dimensión infinita de nuestro ser. Cruza, y descubrirás que la infinitud no está fuera de ti, es lo que ya eres. En esa realización, el miedo se disuelve, y la vida revela por fin su verdadera magnificencia.
Reflexiona profundamente: ¿te aferrarás a lo que se desvanece, o te atreverás a despertar? ¿Pasarás tus días solo sobreviviendo, o recordarás tu verdadera naturaleza? Porque no eres una gota en el océano, eres el océano mismo, infinito y libre.
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Autor: Mauricio "Mao" Correa
Páginas Web: rutaauno.com
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