¿Por qué cambiar?

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El cambio es el latido de la vida, y sin embargo para muchos se siente como una herida. ¿Por qué nos cuesta tanto abrazarlo?

Quizás porque despierta el miedo a lo desconocido, sacude nuestras zonas de confort, nos obliga a cuestionar creencias y nos hace sentir que perdemos el control. O quizás porque exige esfuerzo, disciplina, adaptación, perseverancia y tiempo. En verdad, la respuesta es ambas. El cambio nos inquieta y, aunque lo deseamos, solemos retroceder en cuanto nos pide demasiado.

Somos criaturas de hábito. El cerebro está diseñado para buscar seguridad, para repetir patrones aunque ya no nos sirvan. Por eso enfrentamos los mismos problemas con las mismas soluciones, aunque nunca hayan funcionado. Como escribió Rita Mae Brown: “La locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes”.

Las zonas de confort son jaulas de barrotes invisibles. Nos mantienen seguros, pero también pequeños. Tony Robbins nos recuerda: “Las personas permanecen igual hasta que el dolor de permanecer igual es mayor que el dolor del cambio”. Esperamos a que el dolor nos empuje en lugar de dejar que el valor nos jale. Sin embargo, el precio de quedarnos igual es mucho más alto que el de crecer.

El cambio no es opcional: es la vida misma. Los ríos trazan nuevos cauces, los árboles sueltan sus hojas, el cuerpo renueva sus células. Resistir el cambio es resistir la vida. El dolor del cambio es temporal. El dolor del estancamiento es eterno.

Sí, puedes desear mejorar tus hábitos, disciplina, salud, motivación, confianza. Y todo eso importa. Pero son superficiales si no enfrentas las preguntas más profundas: ¿Por qué estás aquí? ¿Cuál es tu propósito? Hasta que no respondas esto, todo cambio será solo cosmético, una capa de pintura sobre una casa que se derrumba por dentro.

El verdadero cambio es transformación. No se trata de añadir capas, sino de soltar ilusiones. Es tener el coraje de alinear tu vida con tu verdad más elevada.

Pregúntate: si pudieras cambiar una sola cosa, ¿cuál sería? Y, más importante aún, ¿qué despertaría en ti?

El cambio real no consiste en convertirte en alguien nuevo. Consiste en recordar quién ya eres, y atreverte, por fin, a vivir como esa verdad.

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Autor: Mauricio Correa
Páginas Web: rutaauno.com
Blog de Artículos: rutaaunoblog.blogspot.com

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