La Inteligencia
La humanidad sufre solo de una cosa: la inteligencia. Es nuestro mayor regalo… y, muchas veces, nuestra trampa más profunda. Incluso usando solo una fracción de la capacidad de nuestro cerebro, hemos creado maravillas: puentes que cruzan océanos, máquinas que piensan, ciudades que iluminan la noche. En solo unas pocas generaciones, hemos pasado de sobrevivir a moldear la vida misma.
Pero esta misma inteligencia que construye imperios también crea prisiones invisibles. Crea identidades, se aferra a historias, juzga, resiste y teme. Nos traumatizamos no solo por lo que ocurre, sino por cómo lo pensamos. Mientras tanto, la naturaleza vive sin esfuerzo. Un árbol no se cuestiona su valor. Un animal no duda de su propósito. Simplemente son, alineados con la vida.
Y así, surge una invitación sagrada: aflojar el dominio del pensamiento y regresar al ser. Para de simplemente vivir y comienza a existir. Suelta los comentarios interminables, las preguntas, los juicios. Solo respira. Solo siente. Si estás feliz, regocíjate. Si estás en dolor, abrázalo como un fuego sagrado. No lo resistas. No desees otra cosa. Mantente plenamente presente, y la vida comenzará a revelarte su plenitud oculta.
Obsérvate, no con los ojos del pasado, sino con la claridad de tu corazón, del presente. Imagina la versión más elevada de ti. Siéntela. Confía en ella. Déjala habitar tu respiración. Déjala crecer desde tu silencio. La sanación, el crecimiento, o la evolución no ocurre desde el análisis, sino cuando la presencia toca aquellas partes que el pensamiento no puede alcanzar, cuando la duda se transmuta en completitud.
La duración de nuestra vida importa mucho menos que la profundidad de nuestro despertar. Lo que importa es cuánto aprendemos, cuán sinceramente crecemos y cuán profundamente amamos. No pierdas tu alma en el ruido del mundo. La jaula en la que te sientes atrapado fue construida por la mente… pero la llave ya está en tu mano.
La inteligencia es una brillante servidora, pero una líder terrible. Es el corazón, ese centro quieto y radiante dentro de ti, quien debe guiar. Usa la mente para crear, para entender, para construir. Pero cuando llegue el momento de evolucionar de verdad, déjala suavemente a un lado. Permite que tu corazón recuerde el camino. Que tu presencia sea tu poder. Que tu alma cante su canto silencioso. No estás aquí para escapar de la mente, sino para despertar más allá de ella. Permite que tu ser se convierta en la luz que te guía de regreso a casa. Y permite que el amor sea tu camino.
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Autor: Mauricio "Mao" Correa
Páginas Web: rutaauno.com
Blog de Artículos: rutaaunoblog.blogspot.com

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