La Variedad
Una sola Tierra. Un solo Amor. Un solo Propósito.
La variedad es el alma de la vida. Es lo que le da color, profundidad y significado a esta experiencia humana. Imagina un mundo donde todo y todos fueran iguales: la misma comida, la misma ropa, las mismas creencias, el mismo color de piel. Qué existencia tan aburrida y sin vida sería esa. En cambio, hemos sido bendecidos con la diversidad: de culturas, lenguas, religiones, apariencias, pensamientos y expresiones.
Esta hermosa variedad no es un defecto—es un regalo divino. Y, sin embargo, en lugar de celebrarla, nos están enseñando a temerla, a condenarla, a odiarla.
Intentan dividirnos por el color de la piel, la nacionalidad, la religión, y ahora incluso por el género—como si hombres y mujeres estuvieran destinados a oponerse, en lugar de complementarse. Intentan separarnos por nuestras opiniones, convirtiendo el desacuerdo en conflicto, en enemistad. Si piensas diferente, te etiquetan como equivocado. Si no sigues la narrativa, te llaman peligroso. El diálogo respetuoso está desapareciendo. La curiosidad genuina se está desvaneciendo. El pensamiento crítico es visto como una amenaza. Y con ello, se diluye nuestra humanidad compartida.
Pero no somos enemigos. No somos amenazas los unos para los otros. Somos una sola familia humana—diversa en forma, unida en espíritu y en corazón. Todos buscamos lo mismo: paz, seguridad, amor, propósito, dignidad. Lo único que realmente nos separa es el lugar donde nacimos. Pero el alma no tiene raza, ni color, ni idioma, ni religión, ni fronteras. El corazón no habla un solo idioma. La verdad vive en todos nosotros. Y el amor es nuestra esencia.
Si eres verdaderamente espiritual, verdaderamente despierto, verdaderamente amoroso—no divides. Incluyes. Elevas. Unificas. La variedad no es una amenaza; es un regalo sagrado. Así que levántate. Levántate por encima del miedo, el juicio, el condicionamiento y la ilusión. Que tu vida sea una declaración de unidad. Que tu presencia sea un santuario para la verdad. Que tus elecciones sirvan a algo más grande que tú mismo. Solo hay una nación: la Tierra. Una religión: el Amor. Una misión sagrada: transformarnos para el bien de todos.
Abre tu mente. Expande tu corazón. Cuestiona todo lo que alimente la división. Que tu vida sea un puente—no un muro. Abraza la totalidad de la vida: la humanidad, los animales, las plantas, el planeta—como un todo sagrado. Porque esto no se trata solo de vivir una buena vida, se trata de convertirte en una fuerza de sanación, de luz, en un mundo herido. El futuro no depende de líderes ni de sistemas, sino de corazones despiertos como el tuyo—dispuestos a recordar lo que significa ser plenamente, intensamente y compasivamente humano. Una luz que no puede ser apagada.
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Autor: Mauricio "Mao" Correa
Páginas Web: rutaauno.com
Blog de Artículos: rutaaunoblog.blogspot.com
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