Suelta
Lo que te pesa no es el mundo, sino lo que te niegas a soltar. Suelta. Suelta el miedo, la envidia, el odio, la ira, el arrepentimiento. Suelta todo lo que envenena tu corazón y nubla tu espíritu.
Tu mente es un jardín. Cada pensamiento es una semilla. Flores y maleza no pueden crecer en el mismo suelo: lo que riegues definirá tu vida. Nutre la gratitud, la bondad y la alegría, y florecerán. Alimenta el resentimiento, los celos y el miedo, y se esparcirán como maleza.
No te condenes cuando aparezcan las malas hierbas. Las emociones negativas son parte de ser humano. Simplemente obsérvalas, respira y déjalas pasar, sin regarlas. Sin involucrarte. La conciencia es el inicio de la libertad.
Suelta el miedo, te roba el valor.
Suelta la envidia, te ciega ante tus propios dones.
Suelta el odio, bloquea el fluir del amor.
Suelta la ira, nuble tu visión y tu corazón.
Suelta el resentimiento y la culpa, te encadenan al pasado y te roban el presente.
Suelta también el ego, que te ciega ante la sabiduría de los demás. Suelta las creencias rígidas, que impiden ver con claridad. Suelta las identidades falsas, que no te dejan descubrir quién eres realmente.
No eres tus heridas. No eres tus fracasos. Eres el cielo abierto más allá de cada nube pasajera. Cuando liberas lo falso, lo pesado y lo prestado, creas espacio para que la paz, el amor y la luz fluyan libremente a través de ti.
Cada momento es una invitación a comenzar de nuevo. Cada respiración es una oportunidad para limpiar el jardín de tu corazón y sembrar nuevas semillas de amor, compasión, empatía, gratitud, perdón y alegría.
Pero pregúntate con honestidad: ¿cuánto de tu vida has vivido cargando con la ira, el miedo o las historias que debiste haber soltado hace mucho? ¿Cuántos días has desperdiciado repitiendo viejas heridas en lugar de vivir plenamente el presente? La mayor tragedia no es lo que te pasó, es elegir cargarlo para siempre. La tragedia no está en la herida misma, sino en el peso de llevarla toda la vida.
Cuando sueltas, no pierdes: regresas. Regresas al amor, a la paz, al espacio infinito de lo que realmente eres. Y si te atreves a soltar por completo, descubrirás que las únicas cadenas que te ataban eran las que aceptaste llevar.
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Autor: Mauricio "Mao" Correa
Páginas Web: rutaauno.com
Blog de Artículos: rutaaunoblog.blogspot.com
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