Ho’oponopono
Existen palabras que pueden abrir puertas en el corazón. Palabras que son oración y medicina al mismo tiempo. Susúrralas y algo se mueve dentro de ti. “Lo siento. Perdóname. Gracias. Te amo”.
Este es el espíritu del Ho’oponopono, pronunciado O-o-po-no-po-no. No es un ritual de la mente, sino un recordar del alma. Nos enseña que la vida no sucede “allá afuera.” La vida comienza en ti y está pasando dentro de ti. Lo que llevas dentro se refleja en tus relaciones, en tu trabajo, en tu mundo. El dolor que cargas se convierte en el dolor que sangras. Y la sanación que permites se convierte en la sanación que ofreces.
No tienes que esperar a la perfección para empezar. Estas palabras son suficientes. Son simples, pero contienen el poder de suavizar el resentimiento, de disolver la culpa, de llevar luz a lugares que han estado en sombra por años. Cuando las dices con sinceridad, limpias el espejo de tu corazón y, en esa limpieza, el mundo mismo comienza a brillar con más claridad.
Piensa un momento. ¿Quién viene a tu mente cuando escuchas estas palabras? ¿Qué situación aún pesa sobre ti? ¿Dónde existe distancia entre tú y alguien que amas? O quizá, ¿dónde aún no te has perdonado a ti mismo?
Di las palabras suavemente. Dilas con con valentía. Siéntelas. “Lo siento. Perdóname. Gracias. Te amo”. No importa quién fue el que ofendió, tú o alguien más, o quién tuvo la razón o estuvo equivocado. No esperes a que el otro cambie o se arrepienta. Empieza contigo. La sanación no fluye de la culpa o de otros. La sanación fluye de la responsabilidad, de nosotros mismos.
Cada vez que eliges el perdón sobre la amargura, creas espacio para la paz. Cada vez que eliges la gratitud sobre la queja, te abres a la abundancia. Cada vez que eliges el amor sobre la indiferencia, llevas luz a un mundo agobiado.
Esta práctica no se trata solo de los demás. Se trata de ti. Se trata de recordar que no estás separado de la vida, sino que eres parte de su gran tejido. Tu luz toca a otros. Tu sanación sana más allá de ti mismo.
Deja que estas palabras vivan en ti. Deja que suavicen lo que está duro. Deja que limpien lo que está pesado. Deja que despierten lo que ha sido olvidado. Deja que sanen lo que está herido. Deja que traigan paz a tu Ser.
Dílas ahora, con sinceridad. Vívelas. Deja que te limpien. Deja que te toquen. Deja que te liberen. Deja que te purifiquen. Deja que te reconecten con la magnificencia de la vida. Porque al hacerlo, no solo sanas tu pasado. También moldeas un futuro lleno de paz, libertad y amor.
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Autor: Mauricio "Mao" Correa
Páginas Web: rutaauno.com
Blog de Artículos: rutaaunoblog.blogspot.com

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