El Privilegio de Estar Vivo

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La vida, el mayor de los milagros, con demasiada frecuencia se desvanece en el ruido de nuestros días ocupados. La mayoría de las personas no pierden su vida de golpe; la pierden un día ordinario a la vez. Absorbidas en sus trabajos, rutinas, ambiciones y listas interminables, arrastradas por sus mentes inquietas, olvidan notar la simple maravilla de estar vivas. Algunos viven como si la vida fuera un derecho. Otros, como si fuera un castigo. Pocos recuerdan que la vida es un privilegio.

Cuando olvidamos esto, la magia de la existencia comienza a desvanecerse. Nos perdemos entre los árboles y dejamos de ver la belleza y la majestuosidad del bosque. Confundimos movimiento con sentido, hábito con propósito, y vivimos medio dormidos, a veces completamente dormidos, dentro del regalo que se nos dio para vivir plenamente.

Imagina que alguien te ofrece un millón de dólares. ¿Lo aceptarías? La mayoría lo haría. Muchas de tus cargas actuales podrían aliviarse con ese dinero. Ahora imagina que te ofrecen no uno, sino diez millones, con una condición: no despertarás mañana. ¿Aun así lo aceptarías?

Casi todos dirían que no. Lo que significa que, en tu propio corazón, tu vida vale más que diez millones de dólares. Si es así, ya eres rico más allá de toda medida, sin importar tus circunstancias. La pregunta es, ¿por qué no vives como un millonario?

Sin importar tus luchas, tus circunstancias o tu pasado, hoy despertaste, y eso por sí solo es extraordinario. Puedes sentir el calor del sol, el viento en tu piel, la risa de los niños, la bondad de un amigo, el ritmo de tu propio corazón. Tienes otra oportunidad para reír, amar, aprender, perdonar y crecer.

Estar vivo no es casual. Es sagrado. Es un privilegio. Cada respiración es un acuerdo silencioso entre tu alma y la existencia misma. La gratitud convierte los momentos ordinarios en bendiciones. La conciencia transforma la rutina en reverencia. El amor convierte la monotonía en color.

Así que respira profundo. Siente profundo. Vive profundo. Deja que la vida te atraviese con toda su belleza, su caos y su gracia. Deja de esperar momentos perfectos y descubre la perfección en el momento en que estás.

Porque un día, el viaje terminará. Y cuando lo haga, espero que mires hacia atrás con una sonrisa, mientras tu espíritu susurra con paz y asombro: qué viaje tan hermoso y milagroso ha sido este.

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Autor: Mauricio "Mao" Correa
Páginas Web: rutaauno.com
Blog de Artículos: rutaaunoblog.blogspot.com

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