El mundo nunca podrá poseer
Pasamos la vida coleccionando, posesiones, títulos, reconocimientos, experiencias, y aun así nos sentimos incompletos. ¿Por qué?
Desde que nacemos, la sociedad nos entrena para perseguir. La publicidad, las tradiciones e incluso la educación susurran: ten más, logra más, posee más. Y así acumulamos. Pero si miramos de cerca, descubrimos que esas cosas no nos pertenecen: nosotros les pertenecemos a ellas. El peso de las posesiones, las comparaciones y las expectativas termina adueñándose de nuestra paz y de nuestra libertad.
¿Por qué seguimos corriendo detrás de todo esto? Porque, en el fondo, tememos no ser suficientes. Ese sutil sentimiento de carencia nos impulsa a buscar afuera lo que nunca podrá completarnos.
El ser humano es como un imán. Atraemos todo, objetos, opiniones, roles, hasta quedar cubiertos, casi irreconocibles bajo ese peso. Pero los imanes tienen dos polos. Si un lado atrae, el otro rechaza. El cambio comienza cuando miramos hacia adentro.
Cuando inviertes el imán, cuando vuelves la mirada al interior, sucede algo extraordinario: dejas de aferrarte. Sueltas. Descubres que todo lo que necesitas, paz, amor, claridad, fortaleza, ya estaba dentro de ti. Y en ese instante, el mundo ya no puede poseerte.
La libertad no está en tener más, sino en necesitar menos. Despertar no significa huir de la vida, sino vivirla con los ojos abiertos. Cuando llevas dentro el tesoro de tu plenitud, las posesiones pierden sus cadenas, las comparaciones pierden su fuerza y las distracciones pierden su control.
El mundo puede ofrecer ruido, pero jamás podrá poseer tu alma. Vuelve la mirada hacia dentro y descubrirás la verdad: ya eres completo. Siempre lo fuiste.
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Autor: Mauricio Correa
Páginas Web: rutaauno.com
Blog de Artículos: rutaaunoblog.blogspot.com
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