El Arte de Convertirse
¿Quién eres realmente? ¿El escultor o la escultura? ¿La mano que da forma o la forma que está siendo moldeada? ¿O quizá ambos, una danza silenciosa entre creación y creador?
Hubo una vez un hombre pobre que pasó toda su vida tallando un solo pedazo de madera. Día tras día, vertió en él su aliento y su alma. Extraños le ofrecieron fortunas, llamando a su obra perfecta. Pero él nunca la vendió. Ellos veían belleza. Él veía lo que aún quedaba por tallar. La escultura había dejado de ser madera y se había convertido en un espejo de su mundo interior, en el reflejo de su propio proceso de convertirse.
Nosotros también comenzamos como madera intacta. Antes de conocernos, la vida hace sus primeros cortes: padres, cultura, traumas, elogios, creencias; cada uno deja una marca. Gran parte de lo que llamamos “yo” es una escultura moldeada por otros mucho antes de que sostuviéramos nuestras propias herramientas.
Pero llega un momento, a veces suave, a veces desgarrador, en el que el cincel se coloca en nuestras manos. En ese instante, se nos invita a convertirnos en escultores de nosotros mismos. Algunos siguen tallando, refinando, evolucionando. Otros dejan las herramientas y dicen: “Así soy yo”. Pero en el momento en que dejamos de esculpirnos, empezamos a endurecernos, no como obras maestras, sino como monumentos de lo que solíamos ser.
Pasamos años intentando reorganizar el mundo exterior, relaciones, trabajos, circunstancias, olvidando que la transformación comienza dentro. El mundo es solo un espejo. Cuando refinas tu forma interna, la vida se reorganiza a tu alrededor. Cuando enciendes la llama interior, las sombras de afuera se desvanecen por sí solas.
Pregúntate: ¿Sigues tallando tu escultura interna o te has rendido ante viejas historias y creencias heredadas? ¿Estás dando forma a tus días o permitiendo que la vida te moldee inconscientemente? Y, de igual importancia, ¿qué marcas estás dejando en otros: en tus hijos, tu pareja, tu comunidad?
Somos escultor y escultura a la vez. Cada pensamiento es un trazo. Cada palabra da forma. Cada acción refina o erosiona. La obra maestra de tu vida no es algo que encuentras, es algo que creas, aliento a aliento, decisión a decisión.
Como dijo Mahatma Gandhi, “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Así que toma el cincel con reverencia. Escúlpete en la luz que siempre estuviste destinado a encarnar. Y recuerda: cada vez que te moldeas a ti mismo, moldeas también el mundo. Tú eres la piedra. Tú eres el escultor. Y el mundo está esperando tu obra maestra.
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Autor: Mauricio "Mao" Correa
Páginas Web: rutaauno.com
Blog de Artículos: rutaaunoblog.blogspot.com

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